sábado, 15 de agosto de 2009

Mensaje del Obispo Daniel sobre la Humillación de Cristo

Iglesia conoce tu fe.Filipenses:2:5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,2:6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,2:7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;2:8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Nuestro Salvador Jesucristo ha venido al mundo para ser en todo semejante a los seres humanos, salvo en el pecado.No se aferro a su condición divina, sino que tomando condición de siervo estuvo entre nosotros.El sufrimiento de nuestro Salvador no son simplemente los de la Cruz, sino que a lo largo de su ministerio entre su pueblo, sufrió el desprecio y la incredulidad hasta de su misma familia, según la carne.Sufrió las tentaciones de Satanás que quería destruir la obra redentora, aunque no pudo y no solo eso, sino que fue vencido por nuestro Señor Jesucristo.Nuestro Señor, Creador del Universo, por medio de quien todo existe y sin quien nada existe, tuvo que hacerse servidor, quien vivía en los lugares celestiales, recibiendo la alabanza de los Ángeles, tuvo que sufrir el desprecio de los seres caídos, las burlas de su pueblo, de los criminales, de los gobernantes de este mundo.Y todo el dolor que experimento nadie lo ha experimentado y el castigo que nos correspondía cayó sobre El.Sufrió la burla y el sufrimiento en la muerte, una muerte de Cruz, juzgado por los tribunales humanos, teniendo un lugar de muerte entre los criminales, entre los despreciados, entre aquellos que llevaban una muerte considerada maldita, al decir la ley maldito quien muere colgado de un madero.Recibiendo el pago de los pecadores, descendió a la tumba, siendo humillante, quien estaba en el trono celestial, bajaba a donde van los mortales y de esta manera no solo se mostraba que había muerto verdaderamente sino que también se le quitaba a los salvos el temor a la muerte y se pagaba el rescate por sus almas.Así nuestro Salvador padeció lo mas bajo que puede padecer alguien, descendiendo a las regiones mas bajas de la tierra, fue humillado al punto de ir al lugar de los muertos, al hades, donde estaban los que habían muerto.Si nuestro Señor Jesucristo padeció tanto por los pecadores que se han comprado con su Sangre, deberíamos a manera de El, imitarlo, tener el mismo sentir y no aferrarnos a nuestra posición, cultura, estado, ministerio, cargos o cualquier cosa que otorgue cierto rango ante los hombres y la condición de siervos, servirnos unos a otros en amor.Que el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo sea mayor en ustedes y sea por luz en lugar oscuro. Solo a Dios sea la gloria por siempre. Amén.

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